Hoy pasé por la puerta de tu casa, y fue tan extraño. Me sorprendí a mi misma llendo a tocar el timbre, y ni siquiera fue a propósito, es la simple costumbre. Y es claro que mi cabeza estalló con un millón de recuerdos, pero hoy sólo quiero pensar en uno.
Mediodía. Llego a tu casa y toco el timbre. Me abre tu mamá, sonríe y me dice "Hola, Agus. Está en su habitación ¿ya sabés dónde es, no?" entonces sonrío y entro. Me meto en ese laberinto que es tu casa, pero sé que podría recorrerla toda con los ojos cerrados y sin equivocarme. Subo los escalones y llego a la puerta de tu dormitorio. Respiro, sonrío y abro la puerta. Te encuentro sentado en el borde de tu cama (si podemos llamar a eso cama, con lo incómoda que es) con cara de confundido y una zapatilla en la mano. Tuvimos una conversación parecida a esta:
Me: ¿Estabas durmiendo, no?
UPS: Si, estaba viendo una película y me aburrí.
Me: ¿Viendo una película? ¡Me prometiste que ibas a estudiar!
UPS: No, yo te prometí que iba a pasar de año.
Me: ¿Y así lo pensás pasar? No estudias nunca.
UPS: ¿Cómo sabés?
Me: Porque cuando no estas viendo películas o en un recital estás hablando por teléfono conmigo. Hoy es un día hermoso. estamos en pleno diciembre y yo me tengo que quedar acá para ayudarte, ¡si estudiaras podríamos haber ido a otro lado! Cuando no estás castigado estás con resaca, sos terrible.
P: Lo sé, pero soy así.
Como sea, decidí usar hasta el último rastro de paciencia que tenía explicándote cosas del colegio. Pero poco te importaba lo que te explicaba, y yo me preguntaba todo el tiempo por qué tenias tan poco antención en lo que te deciá, parecías re colgado. Hasta que llegó la explicación: de la nada me besaste. Ése (aunque muchos no lo crean) fue nuestro primer beso. Y uno de mis favoritos también, debo decir. A partir de ese día tantas cosas cambiaron... y algunos de esos cambios todavía siguen presentes en mí. Fuistes el único que me AMO (con todas las letras) y que nunca me lastimó, y siempre te voy a tener que agradecer eso. Hoy, me gustaría un abrazo tuyo. Una de esas charlas por teléfono hasta las tres de la mañana. Ver tu sonrisa, que es enorme, brillante y simplemente hermosa.
1 comentario:
Muy pronto , en la nieve , las confesiones de martin martines, pasa y deja tu huella
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