domingo, febrero 12

Paz.

Estar en paz con vos misma, con quién sos y quien dejaste de ser, con los errores que cometiste en el pasado y los que probablemente sucedan en el futuro. Estar en paz con la gente que te rodea, quererlos incondicionalmente porque aceptas cada parte de ellos, con sus virtudes y sus defectos. Con las decisiones tomadas, porque cada una de ellas te llevó a donde estás hoy, a este momento donde todo está bien. Finalmente, después de años, estar en paz con tu cuerpo, contra el que luchaste y al que negaste la posibilidad de nutrirse de tantos placeres; aceptarlo con cada marca, el registro físico de la historia de tu vida. Estar en paz con la manera en la que funciona tu cerebro, tal vez no sea la mejor, pero es la única que tenes, así que simplemente es cuestión de aprender a vivir con ella. Estar en paz con tu familia, ese círculo de seres humanos con los que compartís más que un puñado de genes, esas personas que te vieron crecer y ayudaron a moldearte, a quienes llevas a todos lados donde vas, a quienes ves reflejadas en ciertos actos; pensamientos; gestos que realizas. Estar en paz con exponerte de vuelta, con arriesgarlo todo por las cosas que creés que lo valen, por el amor.

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