En estos últimos días mi cabeza estubo dando mil revoluciones por minuto, ¿si tengo razónes? podríamos decir que tengo las suficientes como para guardar, regalar, donar, vender y, si es necesario, alquilar.
En menos de dos años -si todo va bien, claro- debería estar entrando en la universidad. Todo esto es muy lindo... si no contamos el hecho de que todavía no tengo ni la mas mínima idea de qué es lo que voy a estudiar. Y si querés agragarle mas drama al simple hecho de un-típico-adolescente-que-no-sabe-que-hacer, podés pensar en toda la gente que, conscientemente o no, me está presionando. Mis amigos -los que leyeron mis cuadernos practicamente "ahogados" de mis verdaderos textos, no estas porquerias sin alma que subo al blog - y mi abuela insisten en que lo mio es lo humano, lo social (irónico que siempre me llamenta anti-social, ¿no? pero creo que acá nos referimos a otra cosa) y que definitivamente debería seguir escribiendo. A veces creo que alguno de ellos notó mi mirada de fanatismo cuando hablo sobre mis textos o mis canciones, ¡es que simplemente me hacen tan bien! y supongo que si no fuera por dos pequeños detalles terminaria llendo a una de esas facultades. Detalle uno: en mi casa tanto la filosofía como la literatura se menosprecian, e incluso, en cierto modo, se ven mal - ¡pobre de ellos con una hija como yo! - pero igual, eso no sería gran problema, porque nunca fui lo que la gente llama "una hija modelo" y además sé que si les explico lo mucho que esto significa para mi lo entenderían. Y ahora está el gran problema, uno que nunca había admitido antes, y es que tengo miedo. Muchísimo miedo. ¿De qué? fácil, de darme cuenta que mis sospechas son totalmente ciertas, que no soy buena en esto. Es decir, la escritura es básicamente lo único que tengo en la vida, la única cosa a la que le doy mi atención -que igualmente es muy poca - y no quiero que eso también se venga abajo.
Y en el otro lado están los que me presionan para que haga una carrera "de verdad". Quieren que estudie algo que me asegure un futuro - personalemte, en este país nada se puede asegurar- y no los culpo, se preocupan por mi. Creo que no hace falta explicar quienes son, porque solo dos personas en la vida se preocupan tanto por mi invisible existencia: mis padres.
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